El drama de la desnutrición y la mortalidad infantil en Venezuela a través de imágenes

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Esa palabra que una imagen vale más que mil palabras es cierta. Basta con  ver imágenes para dejarse encantar por un bello paisaje o desencantar con la realidad que viven los pueblos.

Venezuela atraviesa una realidad que es innegable, experimenta ese drama de la desnutrición y mortalidad infantil que saltó a un 30% en 2016, situación que atraviesa a pesar que en América Latina, la mortalidad infantil ha venido retrocediendo en los últimos años.

Solo el año pasado, 31 venezolanos menores de 12 meses murieron cada día, situación que preocupa a muchos como Judith Bront, madre de Samuel Becerra que ingresó a fines de marzo al hospital pediátrico J.M. De Los Ríos, en Caracas, para hacerse una hemodiálisis de rutina.

Internado, el niño de 12 años contrajo una infección que acabó con su vida, junto a la de otros tres pequeños.

El periódico infae.com informó que la causa del contagio, que también afectó a una decena de niños más, fue una bacteria que los médicos rastrearon hasta el agua de las máquinas de ósmosis usadas para filtrar la sangre, que no habían recibido mantenimiento desde hace meses por falta de presupuesto, explicaron a la agencia de noticias Reuters familiares y la jefa de la unidad de nefrología del hospital, Belén Arteaga.

Su madre, Judith Bront, de 53 años con lágrimas en sus ojos confesó que Samuel tenía insuficiencia renal crónica desde que nació. “Tenía 9 años en hemodiálisis y nunca había pasado esto”, dijo su madre.

“Entró caminando y al mes ya no quería caminar por los dolores tan fuertes que tenía”, recordó junto a su esposo con lágrimas en los ojos. El niño murió tras dos meses en el hospital.

Este es solo uno de los casos que conmovió a los venezolanos y que retrata la profunda crisis sanitaria que padece el país petrolero y que, según profesionales de la salud, está empeorando rápidamente, golpeando con más fuerza a los sectores vulnerables como niños, mujeres embarazadas y adultos mayores.

En infobae.com se comparte además que a pesar que en América Latina la mortalidad infantil ha venido retrocediendo en los últimos años, en Venezuela saltó un 30 por ciento en el 2016, según cifras oficiales.

Eso quiere decir que, en promedio, 31 venezolanos menores de 12 meses murieron cada día del año pasado, muchas víctimas de patologías que, de acuerdo a la Sociedad de Pediatría local, pudieron ser prevenidas o fácilmente tratadas, como diarreas o infecciones bacterianas.

Situación que experimentan las poblaciones, mientras el Gobierno del presidente Nicolás Maduro, que junto al de su antecesor Hugo Chávez ha levantado decenas de ambulatorios y hospitales en las últimas dos décadas, niega que el país atraviese una crisis en su sistema de salud y alega que la escasez de insumos se debe a una “guerra económica” de sus adversarios políticos.

Desnutrición “catastrófica”

Entre la peligrosa frontera que separa a Colombia de Venezuela se extiende el caluroso y desértico territorio indígena de La Guajira, compartido por ambos países.

Allí, donde la fundación Cáritas identificó la tasa más crítica de desnutrición del país, Lideibis Bracho, de 26 años, mece cariñosamente a su bebé, mientras lo amamanta.

El pequeño, de apenas seis meses se recuperaba de una estadía en un hospital cercano donde pasó semanas intentando sobreponerse de la desnutrición aguda que, finalmente, mató a su hermano gemelo.

Y es que de acuerdo a un estudio iniciado por Cáritas en octubre del 2016 en las parroquias más deprimidas de Zulia, Distrito Capital, Vargas y Miranda los cuatro estados más poblados del país-, determinó que un 48 por ciento de los niños menores de cinco años presentó desnutrición. De ellos, el 8 por ciento tenía la forma más grave de la enfermedad, con altísimo riesgo de muerte.

En abril, durante su última medición, los resultados fueron alarmantes: el 56 por ciento de los niños menores de cinco años presentó algún déficit nutricional y los casos más graves también ascendieron al 11.4 por ciento.

“¡Estamos subiendo 1 punto porcentual por mes!”, se lamentó Susana Raffalli, nutricionista coordinadora del estudio de Cáritas, quien ha presenciado y estudiado emergencias humanitarias en diferentes partes del mundo.

“No es normal que vayas a una comunidad, peses a 100 niños y te den 30 que se te están muriendo en los brazos. Eso es una cosa catastrófica”, agregó Raffalli.

Crisis alimentaria

27 de cada 100 niños presentan alguna alteración nutricional según reveló un estudio de la Fundación Bengoa, dedicada a la enseñanza nutricional, y que tiene seguimiento de talla y peso en escuelas de cuatro estados del país.

Mientras, la Organización Mundial de la Salud establece que a partir de un 10 por ciento de niños con desnutrición grave ya se considera que hay una crisis alimentaria y a partir de un 15 por ciento, la situación escala al estado de emergencia. En el 30 por ciento, el país entra en una situación de hambruna.

Empero, el Gobierno anunció recientemente que varias toneladas de alimentos llegaron a sus puertos para paliar el desabastecimiento. Pero el arribo pareciera insuficiente en un país con poca variedad de productos y la inflación más alta del continente.

Resulta curioso que las escuelas de Miranda, un estado gobernado por la oposición, han tenido que abrir sus puertas los sábados y hasta en vacaciones para alimentar a los niños con riesgos nutricionales.

Sin embargo, la  principal asociación de agricultores privados del país, Fedeagro, pidió recientemente que se abriera un canal de ayuda humanitaria que atendiera las necesidades del país, considerando que están lejos de poder cubrirlas con producción local. La escasez de semillas y fertilizantes hizo que, prácticamente, perdieran el ciclo de cultivo del año.

“Un niño desnutrido va a tener más propensión a enfermarse. Un niño enfermo pierde más calorías, no come lo suficiente y se desnutre más rápido: Es un círculo vicioso”, consideró Raffalli.

“Se van a superponer la crisis de nutrición con la crisis de salud y aquí la mortalidad infantil va a ser abismal”, agregó.

Es más, por primera vez en décadas médicos han reportado casos nacionales de marasmo, un tipo de desnutrición por deficiencia energética, y pelagra, enfermedad producida por falla en la ingesta o absorción inadecuada de vitamina B.

En el J.M. De los Ríos, los niños ingresados por desnutrición en lo que va de año ya duplican el número de casos atendidos en todo el año pasado, dijo Raffalli, según el seguimiento que mantiene con colegas allí.

Se dispara la mortalidad infantil en Venezuela

Los casos son cada vez más conmovedores como el de un pequeño que tiene 9 meses y está como un niño de 2 meses, pesando 5 kilos explicó Marisela Huertas, de 39 años, quien acariciaba a su pequeño Óscar, quien además de la desnutrición lucha contra una neumonía, macrocefalia y una pérdida severa de calcio.

“Me dijeron que le diera leche, pero como está la situación, no la consigo”, agregó en el hospital donde tampoco cuentan con fórmulas de realimentación o suero. Al final, ella solo espera que el maná venga del cielo y suceda un milagro para que su hijo se recupere y obtenga el alimento que ayudará a mejorar la salud de su pequeño de tan solo dos meses.