Una periodista palestina muere tras recibir un disparo en la cabeza en una intervención del Ejército israelí

Otro periodista que resultó herido en el tiroteo acusó a las fuerzas israelíes de “haber abierto fuego de repente” contra el grupo de informadores.

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La reportera Shireen Abu Akleh de la cadena de noticias Al Jazeera, murió esta madrugada tras recibir un dispar en la cabeza durante una intervención del Ejército israelí en Yenín (Cisjordania).

la cadena de noticias catarí y la Autoridad Palestin acusaron a los militares de Israel del asesinato de la periodista, y lo calificaron como “a sangre fría”, mientras que el Gobierno israelí atribuye la muerte a fuego de fuerzas palestinas durante una “operación antiterrorista” en el que también resultó herido otro periodista identificado como Ali Samodi, quien fue ingresado en un hospital de Yenín.

“Un horrible crimen que quiebra las normas internacionales” ha dicho Al Jazeera.

Abu Akleh de 51 años llevaba chaleco antibalas identificado con la palabra “prensa” y casco al momento de su muerte, pues la bala la alcanzó por debajo de la oreja, una zona no protegida.

Abu Akleh había trabajado para la agencia para los refugiados palestinos de la ONU (UNRWA), Radio Voice of Palestine, Amman Satellite Channel, Moftah Foundation y Radio Monte Carlo, hasta llegar a Al Jazeera en 1997.

Por su parte el presidente de la Autoridad Palestina, Mahmud Abbas, responsabilizó a Israel de la muerte de la periodista y previamente un portavoz palestino también había dicho que Abu Akleh fue “asesinada” por fuerzas israelíes mientras informaba sobre la operación militar en Yenín, donde en las últimas semanas se han intensificado los enfrentamientos entre palestinos y soldados israelíes.

La versión israelí es opuesta. En un comunicado del primer ministro israelí, Naftali Bennett, informó que de acuerdo con la información que Israel ha reunido hasta ahora, “parece probable que los palestinos armados que estaban disparando indiscriminadamente en ese momento fueran los responsables de la desafortunada muerte de la periodista”.

El comunicado sostiene que la Autoridad Palestina ha declinado la oferta de Israel de efectuar una autopsia conjunta del cadáver de la periodista y recoge lo afirmado previamente por el ejército israelí que, en su propia nota oficial sobre el suceso, asegura que sus soldados dispararon en respuesta a un “fuego masivo” por parte de militantes palestinos en Yenín.

El Ministerio de Exteriores israelí anunció que su país llevará a cabo una “investigación minuciosa” sobre la muerte de la periodista, en la que instó a colaborar a la Autoridad palestina.

Por su parte el embajador de Estados Unidos en Israel, Tom Nides, instó a realizar una “investigación exhaustiva de las circunstancias” para determinar “las circunstancias de la muerte” de Abu Akleh, que también tenía nacionalidad estadounidense.

Reporteros Sin Fronteras (RSF) también reclamó una investigación internacional independiente sobre la muerte de la periodista.

“RSF no está satisfecha con la propuesta del ministro israelí de Asuntos Exteriores, Yair Lapid, de que su país participe en una investigación conjunta sobre las circunstancias de la muerte de la periodista”, señaló en Twitter el secretario general de la organización, Christophe Deloire. “Debe iniciarse una investigación internacional independiente lo antes posible”, añadió.

El periodista herido en el tiroteo, Ali Samodi, acusó a las fuerzas israelíes de “haber abierto fuego de repente” contra el grupo de informadores.

“No nos pidieron que nos fuéramos ni que dejáramos (de filmar). Nos dispararon. Una bala me alcanzó a mí y otra a Shireen. La mataron a sangre fría”, dijo a Reuters Samodi.

Otro de los reporteros presentes durante el tiroteo, Mujahed al Saadi, corroboró este relato, en declaraciones a la misma agencia de noticias.

Al Saadi explicó que los disparos fueron deliberados y afirmó, al igual que su colega herido, que el grupo de profesionales había elegido situarse en “un punto en el que no había enfrentamientos” entre los palestinos y los militares israelíes. También confirmó que los periodistas se habían identificado como tales.

“En cuestión de segundos [tras entrar en el campo de refugiados de Yenín], se produjo el primer disparo. Les dije a mis colegas ‘Nos están disparando’. Me di la vuelta y vi a Shireen (Abu Akleh) en el suelo y a Shatha Hanaysheh [otra periodista] escondida bajo un árbol y gritando. Los disparos continuaron durante más de tres minutos sobre los equipos [de informadores]. Hirieron a Ali [Samodi] pero pudo cruzar la calle y llegar a un lugar seguro. Los disparos continuaron. Yo me refugié en el hueco de una escalera de la fábrica de cemento mientras el tiroteo proseguía. La última persona a la que podía ver el francotirador era nuestra colega Shatha. Los disparos contra ella seguían mientras estaba de pie bajo del arbol, y no pudimos prestarle los primeros auxilios a Shireen. También dispararon a los jóvenes que estaban en la calle y que intentaban sacar a Shireen. Cada vez que alguien avanzaba, disparaban”, relató Al Saadi.

La muerte de Abu Akleh ocurre casi un año después de la destrucción de la torre Jala, donde se encontraban las oficinas del canal catarí en la Franja de Gaza. El edificio fue destruido por un ataque aéreo israelí durante la guerra entre el movimiento islamista palestino Hamás e Israel.

A finales de abril, el palestino Lufti Labadi, de 18 años, también murió por fuego israelí, cuatro días después de ser alcanzado por una bala durante otra redada en la zona de Yenín. Las fuerzas de seguridad israelíes han intensificado en el último mes las redadas y lo que definen como “operaciones antiterroristas” en toda Cisjordania, y en particupar en la zona de Yenín, en respuesta a la ola de ataques que ha sufrido Israel, seis desde finales de marzo, en los que han muerto 18 personas.