El regreso de Alicia Silverstone, la primera víctima de internet

Sony le dio nueve millones de euros por protagonizar y producir dos películas. Con 18 años se convirtió en la productora más joven de la historia de Hollywood.

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Entre 1993 y 1996, gracias a ‘Fuera de onda’ y sus vídeos para Aerosmith, se convirtió en la ‘novia de América’. Después, su carrera se desvaneció bajo la sombra de un insulto que la recién inaugurada Red solo dedicaba a las mujeres: gorda. Este fin de semana vuelve con ‘La hermana de novio’.

Además de ser la primera gran víctima de la misoginia en la Red antes de que nadie comprendiese el peligro de internet, Silverstone se vio atrapada en la obsesión de los medios a finales de los noventa con el peso de las celebridades. De un modo psicótico, una misma revista ridiculizaba las curvas de Kate Winslet en una página y desaprobaba la delgadez de Calista Flockhart en la siguiente. Y esa psicosis mediática concluía que las estrellas de cine debían parecer chicas normales, pero bajo ningún concepto serlo.

Alicia Silverstone fue noticia la semana pasada por dos motivos: por compartir en sus redes sociales Polaroids inéditas del rodaje de Fuera de onda,el clásico adolescente que la hizo famosa en 1995, y por felicitar a Harry Styles cuando el cantante subió a recoger su Grammy con una americana cuyo estampado homenajeaba el más emblemático de los 64 looks que Silverstone lucía en aquella película (sí, igualó el récord de Liz Taylor en Cleopatra).

Alicia Silverstone apuntaba muy alto con ‘Clueless’ (1995), donde interpretaba a una estudiante ingenua 

Ahora la actriz estrena La hermana del novio, que también encaja en el patrón profesional de las exnovias de América (Kate Hudson, Katherine Heigl, Hillary Duff): una comedia romántica sobre una chica pizpireta que entra en crisis cuando cumple 40 años y se da cuenta de que no puede seguir comportándose como una chica pizpireta. Casi todas las películas de este subgénero se estrenan directamente en formato doméstico y casi todas se las ofrecieron primero a Jennifer Aniston. Pero hubo un tiempo, no tan lejano, en el que Alicia Silverstone era la actriz número uno en Hollywood.

Cuando tenía ocho años, su padre la fotografió en bikini a cuatro patas sobre una alfombra de piel de oveja. “Muy sensual para una niña pequeña, con su preciosa boca abierta”, presumía el padre. La niña odiaba trabajar como modelo, pero con su sueldo se pagó unas clases de interpretación que le consiguieron el sexythriller Veneno en la piel. Para poder trabajar largas jornadas de rodaje e interpretar a aquella femme fatale psicótica de 14 años tuvo que emanciparse de sus padres.

Los tres videoclips que Silverstone hizo con Aerosmith consiguieron que la banda volviese a molar entre los jóvenes y a ella la convirtieron en la chica de los sueños de la Generación X.

Así que cuando Fuera de onda arrasó, la prensa se obsesionó con el relato de “la primera estrella de cine surgida de la MTV”. “Pocas veces una carrera ha despegado tan rápido y tan inexplicablemente”, analizaba Bruce Britt en el San Francisco Gate.

El vídeo de ‘Crazy que convirtió a Silverstone en un mito erótico. Su compañera, la entonces desconocida Liv Tyler, es la hija del líder de Aerosmith, Steven Tyler.

Sony le dio nueve millones de euros por protagonizar y producir dos películas. Con 18 años se convirtió en la productora más joven de la historia de Hollywood. Según aquel acuerdo, la actriz tenía poder para elegir al elenco, modificar el guion y, en caso de conflicto con el director (que ella elegiría), se impondría su criterio.

Amy Heckerling, directora de Fuera de onda, explicaba que decidió contratar a Alicia cuando la vio sorbiendo un batido de la pajita: “Proyecta una enorme sexualidad, pero no es consciente de ello. Así que no resulta amenazadora. A los chicos les gusta, a las chicas también”.

Aunque Sony aclaró que “alguien en el equipo de Silverstone” había filtrado el acuerdo a la prensa e inflado el salario, varios ejecutivos condenaron este contrato porque demostraba que la industria estaba fuera de control: Silverstone no había logrado más que un éxito y su mayor impacto era colocarse en todas las portadas, de Rolling Stone a Entertainment Weekly (titular: “Se ha fabricado una estrella”).

Hace un año Cuore se desmarcó de su línea editorial (los emblemáticos “aargs” y “ups”) para apostar por la positividad. Ocaña aclara que ya desde 2016 la web evitaba ridiculizar el físico de las famosas. “Nos fuimos dando cuenta de que no puedes levantarle el ánimo a la gente hundiendo a otras personas. Todo cambió con Instagram. Las celebrities mostraban las imágenes de su día a día y poco a poco pasaron de ser percibidas como mujeres inalcanzables a personas normales.

Su imagen se humanizó. Y entonces el público fue comprendiendo que cuando una revista se mete con ellas se está metiendo con un ser humano. De repente sentías que reírse de Jennifer Lopez porque tenga celulitis o porque lleve un vestido feo le puede hacer sentir mal. Las celebridades nos abrieron las puertas de su casa y podíamos ver cómo les afectaban las cosas”, recuerda.

“Me dolían aquellos chistes, pero a la vez sabía que estaban equivocados. No estaba confusa”, recordaría Silverstone el año pasado en The Guardian. “Yo sabía que no estaba bien reírse del cuerpo de la gente, pero no respondí como una guerrera diciendo ‘que os jodan’, sino que seguí caminando. Dejé de amar la interpretación durante mucho tiempo, hasta que mi nuevo manager me aclaró que no tenía por qué hacer nada que no quisiera”.