Nadie es perfecto en esta vida. Recuerda que perfecto solo Dios. Los seres humanos deben aprender a valorarse tal cual y como Dios los trajo al mundo, ya sean altos, bajos, delgados o “gorditos”, ojos claros o negros, piel blanca o morena.
Los problemas de autoestima no solo conllevan una tendencia a infravalorarse sino que pueden ser un obstáculo para enfrentarse a determinadas situaciones y contratiempos.
La baja autoestima y la percepción negativa de uno mismo dificulta la capacidad de gestionar las emociones en cada momento y aumenta el sentimiento de frustración, pesimismo, infelicidad e insatisfacción vital.
La autoestima engloba las percepciones, sentimientos y pensamientos sobre nuestra manera de ser y nuestra valía personal. Esto influye directamente en la personalidad, en el comportamiento y en la manera de relacionarnos con los demás. No siempre es fácil reconocer los problemas de autoestima, pero es importante sincerarse con uno mismo y aprender a valorarse y a reconocer que somos la suma de nuestros aciertos y errores.
Los problemas de autoestima y falta de confianza en uno mismo conllevan consecuencias emocionales, tales como:
Mayor inseguridad.
Pérdida de concentración y de productividad en el trabajo.
Ansiedad y depresión.
Pérdida de habilidades sociales.
Incapacidad para exponer opiniones.
Dificultades para decir no en determinadas situaciones.
Dependencia emocional de la pareja o tendencia a las relaciones tóxicas.
Necesidad constante de agradar a los demás.
Pasividad.
Hipersensibilidad.
Sentimiento de culpa.
Miedo a lo desconocido y a salir de la zona de confort.
¿Cuáles son los problemas de autoestima?
Los problemas de baja autoestima, las ideas que tenemos sobre uno mismo, pueden ser una fuente constante de malestar emocional. Reconocer el problema es clave para aprender a valorarnos, aceptarnos y a ser más felices. Y recordar que siempre se puede contar con la ayuda de un especialista y recurrir a terapia psicológica.
Sentimiento de inferioridad
Una pecepción negativa de uno mismo que lleva a pensar que no reúne el talento, cualidades o habilidades para marcarse metas ambiciosas o para competir por algo que quiere. El sentimiento de inferioridad puede afectar seriamente a la autoestima, a la motivación y al crecimiento personal.
Compararse con los demás
La trampa de compararse con los demás lleva a la frustración, porque siempre encontraremos un motivo para creer que valemos menos que los demás. El error radica en pensar que tenemos suficiente información de los demás como para hacer una valoración objetiva.
Sentimiento de culpa
Sentirse culpable por lo que se ha hecho o por lo que no se ha hecho es una manera de estancarse y dañar la autoestima. La vida es una constante toma de decisiones y ello implica aceptar las consecuencias y aprender de los errores para compensar las situaciones.
