La historia que no conocías de Don Ramón y La Bruja del 71, un amor más allá de la muerte

0
1373

“Mi Rorro…”, decía Angelina Fernández en un hilo de voz cada vez que los recuerdos la vencían estando allí, en los estudios donde se grababa El Chavo del 8. Segundos después escondía su tristeza en el gesto adusto de la Bruja del 71, y rodaba una nueva escena del programa que desde 1979 ya no contaba con el amor idílico de su personaje: Don Ramón.

En cambio, desde el 9 de agosto de 1988 a la vida de Angelina le faltaba Ramón Valdés. Y aquel “Mi Rorro…” que la Bruja del 71 le decía embelesada a Don Ramón en la ficción, es el mismo que desde entonces la actriz repetía todos los días, presa de los recuerdos de su ex compañero también en la vida real.

Y poco le importaba si alguien la escuchaba. Porque al fin, ya no tenía a quién decírselo.

Cualquier parecido con la realidad… Angelina y Valdés ya eran amigos antes de que ella ingresara al ciclo de Roberto Gómez Bolaños. Porque fue justamente Ramón quien le pidió a Chespirito que le diera una oportunidad a esta actriz nacida en Madrid, en 1922. El creador de El Chavo y El Chapulín Colorado le hizo una entrevista, y se convenció enseguida. Así nació Doña Clotilde, más conocida como la Bruja del 71 por ser ese el número de su departamento, que coincidía con el año en que se estrenó la serie: 1971. Fue la última integrante en sumarse a la bonita vecindad, allá por 1972.

Se trataba de una mujer madura que lucía un largo vestido celeste y un arreglo sobre su cabello. Vivía sola, a todos le escondía su verdadera edad y, si bien se mostraba muy malhumorada con los niños, no tenía maldad: lejos de la carga negativa de su apodo, no quería complicarle la vida a nadie ni entrar en pleitos. Perdidamente enamorada de Don Ramón,Doña Cleo —como la llamaba el padre de la Chilindrina— lo cortejaba a su modo: le cocinaba, lo ayudaba con los mandados, le hacía regalos, lo piropeaba. No le alcanzó. Su amor jamás fue correspondido.

Información cortesía a periódico digital Infobae