Así es el mundo a través de las gafas de Snapchat

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La mejor cámara es aquella que llevamos con nosotros en todo momento. Por eso, los smartphones han relegado las cámaras tradicionales. Por eso, en los últimos dos años hemos tomado más fotos y videos que en el resto de la historia de la fotografía. Por eso, nuestros feeds en redes sociales están cada día más llenos de fotos y videos. 

Sin embargo, siempre he sentido que falta algo. El hecho de tener que sacar el celular, activar la cámara y enfocar —poniendo el aparato entre nosotros y aquello que queremos capturar— cambia el mood de la situación, altera el momento.

Para muchos de nosotros, el solo hecho de grabar implica perdernos el instante que queremos guardar, concentrarnos en el cómo y no en el qué. Y para muchos, al otro lado del lente, la sola presencia de la cámara, así sea la del smartphone, es suficiente razón para cohibirse.

Ahí es donde encuentro el valor de un gadget como las Spectacles. Y en estas últimas semanas lo he venido comprobando.

Las Spectacles son el primer producto de hardware de Snapchat: unas gafas de sol que tienen en el marco una pequeña cámara capaz de grabar videos en alta resolución (a 60 fotogramas por segundo, si quiere que sea más específico), durante 30 segundos continuos. Lo único que usted tiene que hacer es presionar un botón.

Su lanzamiento, en diciembre pasado, se convirtió en una de las campañas de expectativa y mercadeo más exitosas del año en Estados Unidos. Millones de personas antojadas hicieron fila en los kioscos dispensadores que aparecieron esporádicamente —cada uno por menos de 24 horas— en diferentes ciudades del país. Y ante la escasez de unidades, llegaron a costar hasta 2000 dólares (5,800,000 pesos) en sitios como eBay, a pesar de que en las tiendas oficiales —y temporales— se conseguían por tan solo 129 dólares (375,000 pesos).

En cuanto a mi experiencia, creo que las Spectacles tienen tres grandes virtudes. La primera es que graban en Punto de Vista (POV), como dicen en la industria del cine: al tener el lente justo encima de las cejas, el video que usted graba corresponde casi al 100 % de aquello que usted ve con sus propios ojos. La segunda virtud es que uno no necesita utilizar las manos, más allá del toque inicial, que se convierte casi en un reflejo. Y la tercera, que es evidente que uno está grabando, pero no con ese incómodo botón rojo tradicional, sino con un círculo de led que invita a la participación de quienes están delante del lente.

Además, sirven para hacer planos abiertos, aunque su verdadero potencial explota cuando se graban actividades que uno hace cerca del cuerpo: desde practicar un deporte hasta saludar a su perro.

Los videos se descargan a su smartphone (sirve con iOS o con Android) por medio de una conexión Bluetooth o, si prefiere la versión HD, por medio de wifi. Una descarga toma aproximadamente 15 segundos, pero he visto que si grabo varios videos, el tema comienza a demorarse.

Y lo mejor de todo: ver los videos se asemeja, extrañamente, a estar experimentando un recuerdo o teniendo un déjà vu. Eso es, sin duda, lo que más me ha gustado.

Luego, al ver esos videos y compartirlos a través de Snapchat, el sistema le permitirá voltear y girar el celular sin impactar su ángulo de visión. Podrá, además, meterle filtros y textos que enriquecen la historia que quiere compartir. Y si los exporta a su carrete, los reconocerá rápidamente por su formato.

Las gafas son cómodas, alegres y llamativas. Vienen en negro, rosado-naranja o un azul turquesa perfecto para el verano. Con una carga, puede grabar cerca de 100 videos de 10 segundos, y recargarlas es, tal vez, lo más cool: solo hay que meterlas en el estuche, también recargable, que ofrece hasta cuatro cargas.

Por ahora las Spectacles son solo un juguete. Pero un juguete divertido, diferente y con un potencial superinteresante. Si quiere comprobarlo literalmente con sus propios ojos, ya las puede comprar en spectacles.com por los mismos 129 dólares.