EUA deporta a mujer sin antecedentes delictivos; deja a sus cuatro hijos

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Los primeros meses de presidencia de Donald Trump han confirmado en cifras su amenaza de deportar a cualquier inmigrante indocumentado. Entre finales de enero y mediados de marzo, las detenciones de inmigrantes en Estados Unidos crecieron un 32,6% respecto al mismo periodo del año anterior. Y entre los extranjeros sin antecedentes delictivos, los arrestos se duplicaron, según estadísticas oficiales obtenidas por el diario The Washington Post.

Maribel Trujillo Díaz llevaba 15 años sin papeles en Estados Unidos. No tiene antecedentes penales y se presentaba regularmente ante la policía de inmigración, como estaba obligada. Este miércoles fue deportada en avión hacia México, según informaron sus abogados. Deja en Ohio cuatro hijos adolescentes, ciudadanos de ese país. La policía de inmigración, bajo las nuevas normas dictadas por el presidente Trump, considera que no hay ninguna razón para revisar su caso.

El caso de Trujillo se suma al de otros indocumentados bajo la presidencia de Trump cuya deportación no tiene justificación en términos de seguridad nacional. El presidente envió mensajes contradictorios durante su campaña electoral, diciendo que la prioridad eran los inmigrantes con delitos violentos al tiempo que proclamaba que todos los indocumentados de Estados Unidos (unos 11 millones de personas) tienen que abandonar el país.

Trump ha descrito como demasiado tolerante la política migratoria de Barack Obama y ha tomado pasos para romper con el enfoque del anterior gobierno, que se centró en las deportaciones de los inmigrantes que habían cometido delitos graves. Tras ganar las elecciones de noviembre, el republicano dijo que priorizaría la expulsión de indocumentados con antecedentes —habló de la salida de entre dos y tres millones de personas— y que después ya vería qué sucedía con el resto de 11 millones de sin papeles que se calcula hay en EE UU.

Una comunidad en Ohio se unió en vigilias y protestas para pedir que no fuera deportada, sin lograrlo.

El presidente firmó en febrero un decreto que abría la puerta a deportaciones a gran escala al “limitar extremadamente” las excepciones a las expulsiones y dar mucho más poder los agentes de inmigración, que pueden detener a alguien por una “sospecha razonable”, lo cual dispara el riesgo de abusos discriminatorios. Desde entonces, se ha extendido el temor entre la comunidad latina y varias ciudades progresistas han anunciado que su policía no cooperará con el Gobierno federal en las deportaciones.

El miedo crece pero la realidad, por ahora, es que algunas cifras siguen por debajo que las que había durante la presidencia de Obama. El demócrata fue apodado despectivamente el “deportador en jefe” en los círculos migratorios al ser el mandatario que más indocumentados (unos 2,9 millones) expulsó de EE UU.

Entre el 20 de enero, el día en que Trump tomó posesión, y el 31 de marzo, fueron detenidos 21.362 inmigrantes (5.441 sin antecedentes delictivos), por encima de los 16.104 arrestos del mismo periodo de 2016, según las estadísticas. La cifra es superior a la de 2015 (18.031 arrestos) pero inferior a la de 2014 (29.238). Entre enero y marzo de 2014, se detuvieron a más inmigrantes sin antecedentes que al inicio del mandato de Trump.

El incremento de las detenciones no ha alterado por ahora el número de deportaciones. Las expulsiones entre enero y marzo cayeron un 1,2% respecto al año anterior. Según el Post, han crecido las expulsiones de personas sin antecedentes, lo que alimenta el temor de la comunidad migratoria de que cualquier puede ser el blanco de la policía.

Los arrestos crecieron especialmente en las oficinas de ICE, la agencia encargada de detener a indocumentados, en Nueva York, Boston y Atlanta. Grupos de activistas advierten de que la política de miedo ha desplomado las llamadas a la policía por parte de inmigrantes que podrían comunicar un suceso, como un asalto sexual.