Una mujer brasileña de 27 años de edad descubrió durante una visita ginecológica que estaba embarazada de ocho meses. Diecinueve días después, su hijo, Gabriel, nació con tres kilos y 47 centímetros.
La mujer, que tomaba píldoras anticonceptivas y sus ciclos menstruales eran regulares, nunca pensó que podía estar embarazada. Había engordado cuatro kilos, pero los atribuyó a que ya no hacía ejercicio y no estaba cuidando bien su alimentación.
La primera señal de alerta fue un supuesto cólico que la llevó a la consulta de un gastroenterólogo. Días después, observó algo “diferente” en su flujo y decidió visitar a su ginecóloga.
“Al llegar, la doctora apretó mi barriga y, espantada, me dijo que estaba muy, pero que muy embarazada”, recuerda Wigand, que llevaba una año sin ir al ginecólogo.