La espiral bélica desatada por el bárbaro ataque de Hamás contra Israel el día 7 se circunscribe de momento a un conflicto entre el Estado israelí y la franja de Gaza. Pero la naturaleza de la pugna y la respuesta del Gobierno de Benjamín Netanyahu, que ha provocado una ola de indignación por medidas como el corte del suministro de agua, alimentos, medicamentos y electricidad —incompatibles con los principios del derecho internacional humanitario— alimentan un incendio con grave riesgo de extensión. “La región está a punto de hundirse en el abismo”, advirtió el martes el rey Abdalá de Jordania, antes de la explosión que golpeó un hospital en Gaza provocando cientos de muertos e inflamando más aún los ánimos.
SIRIA
Efectivos de Irán, de Hezbolá y milicias pro-iraníes
Hezbolá
Irán
LÍBANO
Hamás
IRAK
JORDANIA
Israel
200 km
EGIPTO
Las posibles vías de expansión del incendio son claras. La principal es la entrada en el conflicto de Hezbolá, partido-milicia libanés con mucha más fuerza militar que Hamás y con estrechos vínculos con Irán. La media luna que une el sur del Líbano y Teherán engloba otros puntos de riesgo como las milicias presentes en Siria e Irak, que incluyen miembros del propio Hezbolá, de la Guardia Revolucionaria iraní o grupos combatientes con efectivos procedentes desde Afganistán o Pakistán.
Número de efectivos de fuerzas de la zona
ISRAEL
170.000 en activo
465.000 en la reserva
HAMÁS
15.000-20.000 en activo
HEZBOLÁ
Su líder afirmó que disponen de 100.000
IRÁN
350.000 en la reserva
610.000 en activo
Otras consecuencias son, por supuesto, el estallido de protestas violentas en Cisjordania, con la posible desestabilización de la Autoridad Palestina, así como un renovado impulso de acciones de corte terrorista. En cuanto a los Estados del mundo árabe, que desde hace tiempo se encaminan a una normalización de relaciones con Israel, el riesgo no es militar, sino la ebullición de ira ciudadana que puede ser parte del cálculo de otros actores.
A continuación, una breve radiografía de las capacidades militares de cuatro actores clave en este marco: los dos protagonistas de la contienda —Hamás e Israel—, aquel que representa la vía de expansión más probable —Hezbolá— y su valedor de fondo —Irán, envalentonado por un eje de confrontación con Occidente cada vez más explícito, con Rusia a la cabeza y China en la retaguardia—.
Es la principal potencia militar, con clara ventaja con respecto a sus adversarios en términos de capacidades. Su gasto anual en defensa es casi cuatro veces superior al de Irán, y es incomparable con los limitados recursos de los que disponen Hamás o Hezbolá.