Victoria Sarmiento, una ama de casa de la aldea El Carmen, en el municipio San Nicolás del departamento Copán, al oeste de Honduras, pensaba que había enterrado a “su esposo”, sin saber que cuatro días después él aparecería vivo.
Lo que sucedió es que a Sarmiento le entregaron el cadáver de otra persona creyendo que se trataba de su pareja.
La mujer había pasado varios días buscando a su pareja, un hombre identificado como Julio Enamorado Mejía, de 65 años, por lo que el día el 30 de diciembre acudió al Hospital de Occidente, en Santa Rosa de Copán, donde al presentar la cédula de su esposo, le entregaron un cuerpo y le informaron que había fallecido por coronavirus.
La mujer contrató los servicios funerarios para trasladarlo a su aldea, por el cual pagó 10.500 lempiras (unos 433 dólares), y procedió al entierro del cadáver.
Cuatro días después, Enamorado fue encontrado herido en un potrero en el municipio de Trinidad, vecino a San Nicolás. El hombre se había caído y permaneció sin poder levantarse durante varios días, sin comida ni bebida.
Desde el hospital, el director, Juan Carlos Cardona, responsabilizó a Sarmiento por el error ya que ella lo habría reconocido, y habría dicho que se trataba de su esposo y así se hizo el acta de defunción.
Según Cardona, cuando la mujer llevó el cadáver a su aldea, otros familiares abrieron el féretro y, aunque corroboraron que no se trataba de Enamorado, lo enterraron.
“Lo lógico era traer de nuevo el cuerpo y que el Ministerio Público investigara la procedencia, pero después ellos llamaron y dijeron que sí era su familiar y que lo iban a enterrar”, comentó.
