Así fue el camino a la santificación de Monseñor Óscar Arnulfo Romero

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Oscar Arnulfo Romero, era hijo de Santos Romero y Guadalupe Galdámez, siendo el segundo de ocho hermanos. Nació el 15 de agosto de 1917, en Ciudad Barrios, El Salvador. Fue bautizado en su ciudad natal el 11 de mayo de 1919 y se caracterizaba por ser un niño que tuvo una salud muy frágil.

Cuando comenzó la escuela se destacó en las materias de humanidades más que en matemáticas. Desde muy niño practicó la oración nocturna y veneró al Inmaculado Corazón de María que representaba su adoración más fiel para aquel momento.

Entró al seminario menor de la ciudad de San Miguel a la edad de 13 años, exactamente en 1930, dirigido por sacerdotes claretianos que se encargaban de buscar en todas las cosas la gloria de Dios, siendo una congregación muy popular en el país.

Luego en 1937, ingreso al Seminario de San José de la Montaña de San Salvador. De esta manera, comenzó sus estudios de teología en Roma, en la Pontificia Universidad Gregoriana; para lo cual tuvo que vivir en una casa donde reciben a estudiantes de Latinoamérica, llamado Pío Latinoamericano, hasta ser ordenado sacerdote el 04 de abril de 1942, con tan solo 24 años.

En 1943 regresó a El Salvador y fue nombrado como párroco de la ciudad de Anamorós en la Unión; también fue párroco, en la Catedral Nuestra Señora de La Paz y secretario del Obispo diocesano monseñor Miguel Ángel Machado.

Más adelante en 1968, fue nombrado secretario de la Conferencia Episcopal de El Salvador y dos años después el papa Pablo VI lo designó como Obispo Auxiliar de San Salvador. Para 1974, fue nombrado Obispo de la diócesis de Santiago de María, en el departamento de Usulután, en la que estuvo al frente por dos años.

En 1977 se convirtió en Arzobispo de San Salvador, nombrado por el papa Pablo VI para ser el sucesor del monseñor Luis Chávez y González. Para algunos sacerdotes su nombramiento fue extraño, ya que se esperaban que fuese nombrado como sucesor a Arturo Rivera y Damas, que para el momento era el asistente de monseñor Chávez.

Entre las fechas de 1978-1979 comenzó la defensa de los derechos de los desprotegidos, denunciando el atropello en contra de los campesinos, los obreros, sacerdotes y todas aquellas personas que se acercaran a él, en medio de la violencia y represión militar que se vivía en el país.

En octubre de 1979 el Arzobispo Romero siguió denunciando los nuevos hechos de represión cometidos por los cuerpos de seguridad. En 1980, recibió la distinción doctorado honoris causa de la Universidad Católica de Lovaina, reconociendo su lucha por la defensa de los derechos humanos.

Un día antes de su muerte el 23 de marzo de 1980, realizó un llamamiento al Ejército de El Salvador en una homilía llamada “La Iglesia”, un servicio de liberación personal, comunitaria, trascendente que luego es conocida como Homilía de fuego:

“Yo quisiera hacer un llamamiento, de manera especial, a los hombres del Ejército. Y en concreto a las bases de la Guardia Nacional, de la policía, de los cuarteles… Hermanos, son de nuestro mismo pueblo. Matan a sus mismos hermanos campesinos. Y ante una orden de matar que dé un hombre, debe prevalecer la ley de Dios que dice: “No matar”. Ningún soldado está obligado a obedecer una orden contra la Ley de Dios. Una ley inmoral, nadie tiene que cumplirla. Ya es tiempo de que recuperen su conciencia, y que obedezcan antes a su conciencia que a la orden del pecado. La Iglesia, defensora de los derechos de Dios, de la Ley de Dios, de la dignidad humana, de la persona, no puede quedarse callada ante tanta abominación. Queremos que el gobierno tome en serio que de nada sirven las reformas si van teñidas con tanta sangre. En nombre de Dios pues, y en nombre de este sufrido pueblo, cuyos lamentos suben hasta el cielo cada día más tumultuosos, les suplico, les ruego, les ordeno en nombre de Dios: Cese la represión” manifestó.

Realizando una misa a las 6:30 pm en la capilla del hospital Divina Providencia de San Salvador, Oscar Arnulfo Romero recibió un disparo de un francotirador desde un auto color rojo, que le llegó hasta su corazón, instantes antes de la Sagrada Consagración.

Así monseñor Romero murió el 24 de marzo de 1980 a la edad de 62 años. Hoy en día sus restos se encuentran en la Catedral Metropolitana de San Salvador, debajo del Altar Mayor del templo, en un mausoleo que lleva su nombre.

El monumento fúnebre, tiene la representación de Romero acompañado de cuatro ángeles, que simbolizan los cuatro evangelios.

Este lugar ha sido visitado por personalidades importantes y reconocidos en el mundo entero como el papa 264 de la Iglesia Católica y soberano de la Ciudad del Vaticano Juan Pablo II, Barack Obama ex presidente de los Estados Unidos, y el diplomático surcoreano Ban Ki-moon.

Años más tarde, comenzó el inicio de la canonización del Monseñor Oscar Arnulfo Romero, para esta causa fue designado el presbítero Rafael Urrutia. En 1994, se presentó la solicitud de canonización de manera formal a su sucesor el arzobispo Arturo Rivera y Damas.

Finalmente, en el 2015, el papa Francisco autorizo la beatificación por medio del decreto de la congregación para las Causas de los Santos que declaró a Oscar Arnulfo Romero mártir de la Iglesia. La ceremonia fue realizada en la Plaza Salvador del Mundo en la ciudad de San Salvador, que contó con la participación de 300.000 personas de 57 países.

En 2017 se le atribuye un milagro al monseñor Romero y fue enviado para el estudio a la congregación para las Causas de los Santos del Vaticano. Para el 2018, se autorizó la canonización de Romero, aceptando el milagro de curar un cáncer irreversible, lo cual considera que cumple con los requisitos para que su nombre aparezca en el libro de los santos.

El acto de canonización se llevará a cabo en el Vaticano el domingo 14 de Octubre a las 10: 00 AM, 2:00 AM en El Salvador.