Racismo de Trump hará deportar a miles de niños y 60 mil haitianos

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La política antiimigrante, del presidente de Estados Unidos, Donald Trump ha llevado al Departamento de Seguridad Nacional (DHS) de ese país terminar con el Estatus de Protección Temporal para Nicaragua y Haiti, aún existiendo un futuro incierto para Honduras, El Salvador, entre otros.

No obstante, por ahora, la administración Trump ha dado a 60 mil haitianos con residencia legal provisional en Estados Unidos 18 meses para irse, anunciando que no renovará el Estatus de Protección Temporal (TPS) que les ha permitido permanecer en este país por más de siete años.

La decisión se tomó después de que el Departamento de Seguridad Nacional determinara que las ‘condiciones extraordinarias’ que justifican su presencia en Estados Unidos tras un terremoto de 2010 ya no existen. Muchos de los haitianos ya tienen hijos nacidos en Estados Unidos.

Y aunque con esa decisión no se sabe qué pasará con tanto niño haitiano nacido en ese país, lo cierto es que esas personas no llegaron de gratis a ese país ni a que le sirvierán el desayuno a su cama, sino a trabajar a “partirse el lomo” como dicen para poder sobrevivir y vivir en ese país tan consumista.

Pese a eso, funcionarios de la administración han dicho que las decisiones sobre futuras prórrogas se tomarán sobre la base de: si aún existen justificaciones iniciales para la protección. Eso pone en riesgo a hondureños, salvadoreños y nicaragüenses.

Y mientras eso sucede, miles de niños haitianos aún no saben si se quedarán en una tierra donde nadie podrá velar por ellos, más que sus padres.

De acuerdo con la prensa internacional Florida, que también ha visto una gran afluencia de puertorriqueños, tiene más de la mitad de los haitianos en cuestión. Los legisladores de Florida habían pedido que se permitiera a los haitianos permanecer debido a las continuas dificultades económicas y políticas en Haití, el país más pobre del hemisferio occidental, así como una epidemia de cólera.

Pero qué pasará con toda esa gente que saldrá de Estados Unidos y regresará a un país pobre, habrá más pobreza.

No hay una necesidad particular, aparte de apaciguar a la base antiinmigrante de Trump, de expulsar a estas personas respetuosas de la ley que han establecido su hogar aquí durante siete años.

La tasa de desempleo de la Florida de 4.1 por ciento no sugiere que hayan desplazado a los trabajadores nacidos en Estados Unidos. Y la noción de que estas personas pueden regresar a Haití para disfrutar de una vida decente es desmentida por los hechos allí.

Si bien Haití ha logrado avances impulsados por la ayuda internacional desde el terremoto, sigue siendo una de las naciones más pobres del mundo. Más de 2.5 millones de personas, una cuarta parte de la población, viven con menos de 1.23 dólares al día.

La falta de humanidad es evidente en la acción antifamilia de la administración.

Un alto funcionario informó a los reporteros dijo que el período de ‘cierre’ de 18 meses para los haitianos era suficiente para permitirles a las familias con hijos nacidos en Estados Unidos tomar decisiones sobre hacer arreglos para su partida.

¿Cuáles serían esos arreglos? ¿Dividir familias? ¿Desarraigar niños que no conocen otro hogar que los Estados Unidos? La dificultad para esos haitianos es inmensa, mientras que el “beneficio” para Estados Unidos es inexistente.

El senador Marco Rubio, republicano por Florida, pidió ayuda para estas personas en un artículo de opinión reciente, pero su súplica fue ignorada.

El TPS, junto con la reversión de DACA (la Acción Diferida para los Llegados en la Infancia) y otras tácticas antiinmigrantes de la administración Trump, bien podrían tener un impacto en las elecciones generales del 2018.

Al igual que en Virginia, los votantes frustrados con la marca divisiva de la política de los republicanos podrían decidir descartarlos para que sus vecinos, amigos y colegas no sean expulsados del país