Detalles desgarradores: Oscar y Valeria, padre e hija ahogados en río Bravo cuando intentaban llegar a EE.UU

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En busca del tan anhelado sueño americano, el pasado 3 de abril, Óscar Alberto Martínez Ramírez, de 25 años de edad, su compañera de vida, Tania Vanessa Ávalos de 21, con su pequeña hija Angie Valeria, de 21 meses de edad, salieron rumbo a Estados Unidos, sin imaginarse que en este intento de superar la pobreza, dos de ellos perderían la vida en las agua del río Bravo de México. 

Salieron desde una residencial de Altavista, del municipio de San Martín, departamento de San Salvador con la esperanza de llegar a suelo norteamericano y allí superarse para darle un mejor futuro a su pequeña hija.

Pero la situación no fue tan fácil, la pequeña familia tuvo que estar en un albergue para inmigrantes en la ciudad de Tapachula, México durante dos meses, pero luego se desesperaron y emprendieron nuevamente camino.

Ellos estaban decididos a cruzar el río Bravo y luego entregarse a la migración de Estados Unidos.

El domingo 23 en horas de la tarde ellos ingresaron al río Bravo para cruzarlo y llegar a suelo estadounidense, pero cuando ya sus cuerpo estaban en las aguas, la pequeña Valeria se les soltó de las manos debido a las corrientes del río.

Fue allí cuando su padre salió en su ayuda, pero sin poder hacer nada y frente a la mirada de Tania, ambos fueron llevados por la corriente del río y desaparecieron. 

“El se metió más adentro para salvar a la niña, ya cuando él estaba más adentro fue que ya no pudo salir… Puesi como padre él quería salvar a la niña y no pudo y quizás fue donde él decidió irse con su hijita él también” dice la madre del joven Rosa Ramírez.

Las autoridades mexicanas iniciaron la búsqueda río abajo, pero tuvieron que suspender esas tareas debido a la oscuridad, fue hasta el lunes que los cuerpos fueron localizados a la orilla del Bravo.

Momentos desgarradores

El domingo por la tarde, la madre de Óscar recibió una una llamada de Tania donde la escuchó que lloraba y gritaba desesperada.

“Niña Rosa, no se vaya a poner mal, pero Óscar se me murió; Óscar y la niña se me ahogaron” le informó la nuera a doña Rosa.

La joven estaba notablemente afectada pues había presenciado cuando la corriente del río se llevó a su esposo e hija.

Ahora doña Rosa Ramírez contempla un monito que era el juguete preferido de Angie Valeria, y con lágrimas en sus ojos pide ayuda para repatriar los cuerpos.