Cada 14 de julio, El Salvador celebra el día del médico, profesionales que cuidan de la salud de las personas, más en esta época donde la pandemia del coronavirus ha venido a afectar la salud, no solo de los pacientes, sino su propia vida, por luchar contra este enemigo invisible del COVID-19.
Si, esos profesionales de la salud cuya labor es 24-7, que en emergencias deben doblar turnos de día y de noche, toda una labor loable, que demanda además de pasión por lo que hacen, mucho esfuerzo físico con los desvelos, así como esfuerzo emocional, intelectual, entre otras.
Si, esos profesionales de la salud que los recordamos con gabachas blancas y estetoscopios colgados en el cuello y que ahora por seguridad, por lo letal del virus usan mascaras y trajes de bioseguridad de nivel III, y deben seguir todo un protocolo para protegerse, pues es riguroso tanto por la salud de sus pacientes como para ellos.
No obstante, aunque estén debajo de esos trajes y sus rostros cubiertos con cabezas de monja, siempre son nuestros ángeles de blanco que cuidan de nuestra salud desde que llegamos al mundo, que nos vieron nacer, crecer y vivir.
Es así como en el día del médico, los profesionales de salud, que ahora se encuentran en primera línea de batalla contra el COVID-19 demandan que los diputados aprueben una cuarentena de 15 días para que los casos de coronavirus bajen y no se saturen los centros hospitalarios.
Los médicos que son padres, madres, esposos, esposas, hijos, hijas piden esos 15 días para seguir luchando con este virus y salvar más vidas, así como frenar el avance de la pandemia.
Hemos visto médicos, así como enfermeras que han tenido que salir a las calles a marchar y dirigirse a la Asamblea Legislativa para pedir a los parlamentarios aprueben el régimen de excepción para detener el incremento de contagios de COVID-19.
Y es que desde que llegó el COVID-19, varios profesionales de la salud han fallecido al frente de la batalla contra este virus.
Por todos ellos y en agradecimiento a su labor, lo único que podemos hacer es quedarnos en casa para evitar que los casos incrementen y no saturemos los hospitales.
Aunque, no podemos dejar de darles las gracias a todos esos profesionales de la salud que día con día cuidan de la salud de sus pacientes y alivian su sufrimiento.
Gracias por todas esas vidas salvadas y por las que siguen salvando, por hacerlo con amor y entrega.
