El arzobispo metropolitano, monseñor José Luis Escobar Alas, anunció este domingo durante la misa solemne en honor al Divino Salvador del Mundo, que la iglesia católica ha iniciado el proceso de canonización del sacerdote jesuita de origen español Ignacio Ellacuría, así como de otros religiosos y catequistas que murieron como mártires durante el conflicto armado salvadoreño.
El prelado señaló que la Conferencia Episcopal de El Salvador (CEDES) «ha emprendido la tarea de canonizar a un grupo significativo de mártires que sufrieron en carne propia las atrocidades del reciente conflicto armado», y destacó a Ellacuría «cuyas palabras resuenan como un eco de esperanza y utopía».
El sacerdote, filósofo, escritor y teólogo español naturalizado salvadoreño, fue asesinado por militares durante la guerra civil el 16 de noviembre de 1989 en las instalaciones de la UCA, junto a otros religiosos de la Compañía de Jesús y dos mujeres que trabajaban junto a ellos.
Escobar Alas se refirió además en la homilia, a que este país ha sido constantemente golpeado por la violencia y que por ello muchos salvadoreños han muerto «principalmente los más pobres», pero estimó que esta violencia «parece casi superada», en alusión al trabajo de las autoridades por devolver la seguridad a la comunidad.
Sin embargo, señaló que «aún hay muchos retos que asumir para que esa historia de violencia fratricida no se repita».
«Si queremos revertir la historia desde los pobres es necesario en primer lugar seguir trabajando en el mejoramiento de los procedimientos legales para evitar el encarcelamiento de inocentes y para obtener la pronta liberación de los inocentes encarcelados, o sea, la administración de la pronta y cumplida justicia. En cuanto a los culpables, si bien deben cumplir su sentencia, no se les puede abandonar como si fueran sujetos de venganza y no de justicia», manifestó.
«Es crucial mejorar los procedimientos legales para evitar el encarcelamiento injusto y garantizar la pronta liberación de quienes son inocentes. La justicia debe ser administrada de manera diligente y equitativa», agregó.
El arzobispo concluyó la homilía incitando a los salvadoreños a buscar permanentemente la paz y la justicia, que se perfilan «como pilares fundamentales en la construcción de un futuro más esperanzador».
