Estas son algunas razones de por qué los jóvenes son tan distraídos

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Justin Bieber, a sus 16 años, tuvo un momento típico de jóvenes distraídos, cuando se presentó en la Alfombra Roja de la 53 edición de los premios Grammy.

Posó para las fotos con un smoking blanco impecable, pero no se dio cuenta que tenía la bragueta abierta. Fue uno de esos momentos que hacen que un padre sienta que aún tiene hijo en el kínder. ¿Regañas a tus hijos por olvidadizos o ¿porque pierden las cosas?

Investigaciones científicas con tecnología más avanzada hacen pensar que la coordinación de ciertas funciones no se ha desarrollado totalmente hasta pasados los 20 años.

Según Laurence Steinberg, profesor de psicología de Temple University, “no es que los adolescentes sean olvidadizos –explicó–. Lo más probable es que estén más pendientes que los adultos de las recompensas inmediatas y son mucho menos proclives a planificar y pensar en el futuro. El futuro puede ser una hora más tarde”.

Steinberg está acostumbrado a hablar con padres, ya que es el autor del libro Tú y tu adolescente:You and Your Adolescent: The Essential Guide for Ages 10-25 (La guía esencial de los 10 a los 25 años).

Aimee Stern, de Silver Spring, Maryland, sufre con una hija de 11 años y un varón de 15. “Perdieron varios teléfonos celulares, llaves y abrigos”, afirmó.

Stern, quien estaba escribiendo un libro sobre el consumo de alcohol por parte de los adolescentes, dice que se sintió “aliviada” cuando descubrió que “no estaba loca y que los olvidos de mis hijos son parte del desarrollo del cerebro”.

Esa especie de nebulosa mental se hace sentir también en la casa de Marc Pitman en Waterville, Maine. Pitman se conforma con una sola cosa: que su hijo de 11 años cierre la puerta de su habitación. “Va a cerrar la puerta, camino a la habitación se olvida y vuelve a la sala de estar sin haberla cerrado”.

Otro deseo sería “que use los cubiertos en la mesa, no las manos”.

Pitman dice que repite hasta el hartazgo las recomendaciones más básicas.

Shelly Walker adopta otro enfoque. Está cansada de pagar por cosas que pierde su hija de 11 años. “En una semana perdió una zapatilla y su iPod en la escuela. Ella conoce el valor del dinero”.

Sally Treadwell, de Boone, Carolina del Norte, tiene dos hijas, de 17 y 14 años. Igual que Walker, ya no paga por las cosas que sus hijas pierden o rompen. Pero no atribuye estos incidentes al cerebro.