Conoce cómo será el trabajo del futuro

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La constante innovación tecnológica ha permitido que las personas puedan obtener servicios y productos sin intermediarios, ni gestiones físicas, ni esperas; ni siquiera la necesidad de salir de casa. Todo es realizable desde los diferentes dispositivos móviles, este cambio ahora le corresponde a otros sectores.

Primero fue la mecanización de la industria y después se empezó a ver la robotización en los servicios, le llega el turno a oficios más técnicos, como la biomedicina.

El Banco Interamericano de Desarrollo (BID), ha previsto dicho cambio por medio de una  guía rápida del trabajador del futuro donde se incluyen los gráficos que acompañan a este texto.

Entonces se pasó, resumiendo, de una rotación de cultivos y de una producción artesanal a la maquinaria pesada, a la automatización. Después se precipitó un segundo avance, marcado por la expansión de infraestructuras y telecomunicaciones. Entrábamos en el siglo XX y se le acuño el sobrenombre de Revolución Técnica. Esta dio pie a la Digital, a partir de los años 70.

 

¿Hacia donde vamos?

Laura Ripani, especialista de la División de Mercados Laborales y Seguridad Social del BID considera “no conocemos las consecuencias, pero lo seguro es que va a haber una gran transformación”.

De momento, la agricultura, las competencias manuales de las factorías o el aprendizaje en torno a los servicios se van quedado atrás, dejando espacio a una supuesta era del conocimiento: “La inclusión en este nuevo modelo va a demandar un desarrollo de las habilidades socioemocionales: flexibilidad, trabajo en equipo, iniciativa, idiomas (fundamentales ya en la economía global) y no solo uso de la tecnología sino creación”, enumera Ripani.

Cambio constante

Cada vez más rápido y menos tiempo surgen gasolineras sin personal, recepciones con robots o líneas de cajas autoservicio en supermercados. A pesar de que la población activa mundial era, en 2016, de 3.422 millones de personas y crecen a un ritmo de 25 millones por año.

“Si trabajas en algo rutinario, lo más probable es que desaparezca”, avisa uno de los responsables de comunicación del organismo. “Conjeturamos porque no podemos hacer algo más profundo, pero, si tuviera hijos, les diría que se tienen que mover”, concede. La adaptabilidad y la formación continua, por encima del nivel de estudios, se erigen como centro de todas las miradas.

La desaparición de la oficina

Según especialistas la oficina tiene pinta de desaparecer. Y con ella, los horarios. También las relaciones interprofesionales o incluso la manera de ser. Pudiéndose ahorrar un local o tener que soportar horas muertas de nueve a cinco, los empresarios y los asalariados contarán con –de nuevo- flexibilidad para elegir no un equipo sino personas particulares y contratar ‘on demand’, es decir, a la carta: “Ahora, una entidad paga un sueldo a un equipo en el que cada uno tiene un papel. En el futuro, la actividad será personalizada, pidiendo cosas puntuales. Ni siquiera se necesitará un almacén o inventario”, sostienen.