75 mil dólares anuales pagan los ricos y famosos para entrar al club sexual ultra secreto

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Hace cuatro años que Damon Lawner, el enigmático fundador y propietario de Snctm, decidió hacer realidad su visión de un espacio en el que hombres y mujeres pudieran llevar adelante verdaderos bacanales de la era digital inspirados en la era dorada de Roma y Atenas, donde los prejuicios instaurados a nivel social en lo que respecta al comportamiento sexual eran menos estrictos que en la actualidad.

Divorciado y con dos hijos pequeños, el empresario de 45 años inició su nuevo emprendimiento luego de organizar varios eventos de alto nivel en Bali, pero no fue hasta 2013 que decidió poner el foco en las fiestas de alto voltaje.

Una sociedad secreta compuesta por personas económicamente exitosas que rinden culto a su cuerpo es la nueva sensación underground en ciudades como Los Ángeles, Nueva York y Cannes. Bautizado con el nombre de Snctm, en alusión al vocablo “santuario” en latín, el club privado más erótico del mundo les cuesta hasta 75 mil dólares anuales para mantener una membresía que les permite explorar sus fantasías más privadas.

Cada mes, la dirección del lugar para el próximo encuentro sexual es compartida entre los socios; son mansiones que sirven como escenario para verdaderas galas carnales donde reina la privacidad. El principal fin es proteger la identidad de quienes participan en ellas, entre los que se encuentran estrellas de Hollywood, titanes de Wall Street y jóvenes magnates de Silicon Valley, quienes suelen congregarse bajo un mismo techo para dejar volar su imaginación.

Alzando la bandera por la causa que el denomina de “libertad erótica”, Lawner se propone “erotizar a la raza humana” en un camino hacia el autodescubrimiento, que en el proceso seguramente también lo convierta en un hombre muy adinerado, ya que los miembros masculinos del club privado suelen desembolsar en promedio unos 2 mil dólares por evento, a los cuales sólo asisten las mujeres más bellas de todas partes del planeta.

Las normas de comportamiento y etiqueta resultan indispensables en un entorno donde algunas copas de más o el deseo fuera de control pueden llegar a transformar una noche perfecta en una pesadilla. Es por eso que los miembros deben manejarse bajo una ley máxima en todo momento y esa es la del consentimiento mutuo.