Conoce cómo protegen su cuerpo y mente los especialistas de la salud para tratar casos de COVID-19

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En una reciente investigación realizada por la agencia internacional, Agence France Presse (AFP) se aprecia el ritual al que todos los especialistas en la salud, sean enfermeras o médicos realizan para poder proteger su salud y atender de la mejor manera a los pacientes graves de COVID-19.

El personal sanitario que labora en el Hospital San Rafael, en Santa Tecla y uno de los designados para atender pacientes de COVID-19 dedica hasta 40 minutos para preparase con los trajes protectores, guantes y mascarillas, entre otros.

Durante ese tiempo, el personal sanitario se dedica a arreglar el traje de bioseguridad de nivel III y máscaras de bioseguridad nivel III, conocidos como cabezas de monja, antes de atender a los pacientes infectados con el nuevo coronavirus, COVID-19, en la unidad de cuidados intensivos de dicho hospital.

Los trabajadores de la salud incluso se desinfectan antes de ingresar a la unidad de cuidados intensivos del Hospital San Rafael.

Sara Cordova, médico de cuidados intensivos del Hospital San Rafael comenta que es bastante delicada su labor. “Nosotros tenemos que tener mucha contención emocional cuando atendemos los pacientes que literalmente vienen ahogándose”, confesó.

Para la dirección del nosocomio, la clave para tener mejores resultados en el día está en el manejo de emociones, sensaciones y miedo de pacientes, médicos y enfermeras.

En algunos casos se ha requerido la atención de psiquiatras que han ordenado psicoterapias o administración de medicamentos.

Por su parte, Katya Rivera compartió que es bastante tensa la situación que viven porque están exponiendo su vida, pero lo hacen con el mayor de los gustos. “Dejamos a nuestras familias en nuestras casas, nos estamos protegiendo para no llevarlos la contaminación a ellos”.

En dicho nosocomio se han atendido al menos 100 pacientes de COVID-19 que presentan estado de grave a critico con un personal médico y de servicio de 700 personas.

Los especialistas en salud están conscientes que el paciente más peligroso no es el que esta con ventilador, sino el que no tienen ningún síntoma, y a lo sumo pierde el olfato un par de días, pero es potencialmente infectante.