El reto del profesor del siglo XXI ante las nuevas formas de enseñanza

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La posibilidad de contar con un sistema educativo público de calidad descansa en gran medida en la calidad de los maestros que día a día se hacen presente a las aulas e imparten su conocimiento con las nuevas generaciones.

Por esta razón, es fundamental que el gobierno y las entidades correspondientes garanticen una formación y las condiciones necesarias para impulsar la habilidad y capacidades productivas y ciudadanas de los docentes en función del desarrollo nacional.

Pero la tarea va mas allá, y es que depende de los formadores que su labor no se quede en una enseñanza al vacío y hacer una re definición de la profesión, que no se reduzca en al aula, y que tampoco se conciba como un mero agente de difusión de conocimientos, sino como un actor fundamental que articula una visión integral de la vida social; y asumir el compromiso del aprendizaje de los otros, como lo señala el plan Nacional de Educación de El Salvador del Ministerio de Educación (MINED).

Pero esto no significa que su base este en el modelo de la revolución industrial, sino en que se reconozca que para innovar en educación hay que crear un modelo pedagógico en el que docente y alumno aprendan a la vez como lo sostiene el californiano, Peter Senge, considerado por The Economist como uno de los 50 pensadores más influyentes del mundo.

Según el experto, quien publicó en 1990 el libro que contiene claves para hacer competitiva cualquier institución con una estrategia de aprendizaje, “el principal problema del sistema educativo de muchos países del mundo es que se basa en el modelo de la revolución industrial”.

El profesional critica que se replique un modelo de aprendizaje pasivo, en el que los docentes hablan y los estudiantes permanecen sentados y callados, “como si se les estuviese entrenando para trabajar en una fábrica”.

Para el profesional, la idea de que los profesores tienen las respuestas y por eso lideran el aprendizaje ya no es válida porque  nadie sabe cómo se resolverán los problemas que afectan hoy en día, como por ejemplo, el cambio climático; y es por ello que los maestros tienen el desafió de crear nuevas fórmulas pedagógicas para que los niños aprendan cosas sobre las que no hay respuestas claras.

En este sentido, aconseja que lo primero que los docentes tienen que hacer es desaprender, olvidar los métodos pedagógicos tradicionales, algo que es muy difícil porque tienen una identidad muy fuerte y se sienten orgullosos de estar al frente de la clase.

Señala que si bien es cierto, la tecnología moderna en las escuelas es muy importante, no se debe olvidar que se deben innovar también las técnicas de aprendizaje.

“Las escuelas están gastando grandes cantidades de dinero en comprar ordenadores para los alumnos porque creen que la tecnología lo cambia todo, y no es así. Hay que innovar en las técnicas de aprendizaje”.

Un estudio publicado recientemente por ESIC, a través de su Instituto de la Economía Digital (ICEMD), recoge los principales modelos que son tendencia, muchos de los cuales comienzan a tantearse en España.

Se trata de los denominados aprendizaje invertido (flipped classroom), colaborativo, práctico (learning by doing), con juegos (edutainment), virtual y presencial (blended learning), la hiperpersonalización y el microaprendizaje, que están revolucionando la educación.

Según este estudio, los métodos rígidos y tradicionales ya no funcionan”.

En el aprendizaje invertido, los deberes se hacen en el aula, y la teoría, en la casa. “Este modelo se está empezando a implementar en colegios, universidades y escuelas de negocios de manera mixta, no como única metodología”, aclara Lourdes Rodríguez, consejera delegada de la consultora Coolhunting Group y profesora del ICEMD.

La finalidad es dar libertad al estudiante para buscar la bibliografía (en libros, vídeos, Google) de un tema puesto en práctica en clase, muchas veces mediante juegos, porque es más fácil de asimilar sin el apoyo de un adulto, sostiene Rodríguez.

En este sentido, el nuevo rol del profesor en el aprendizaje interactivo. Su misión es diseñar y dirigir la clase; más que un productor de contenidos, se convierte en un mediador, explica Josep Maria Altarriba, decano de EAE.

“No hace un power point y pone un examen, sino que determina qué actividades divertidas implican a los alumnos en el aprendizaje de ese conocimiento. El juego de roles es un ejemplo”, insiste.

En este 22 de junio los maestros son felicitados por sus incansable labor de forjar cada día mejor las futuras generaciones de nuestro país, y como dice el experto el reto es  prepararse a nivel individual para responder mejor a las nuevas generaciones que demandan tecnología y los grupos que no se terminan de incluir como los niños con discapacidad y déficit de atención para lo cual hay que especializar a maestros que aborden de manera profesional estos aspectos sin marginar ni  adelantar diagnóstico a niños.