Sábado Santo, tiempo de meditación sobre la pasión de Cristo

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Sábado de Gloria, es el día en el que la comunidad cristiana vela a Jesús en el sepulcro. Tras conmemorar el día anterior la muerte de Cristo en la cruz, se espera el momento de la Resurrección.

El sábado Santo es para los católicos el tiempo para conmemorar a Jesús en el sepulcro, un período para meditar sobre el misterio de la pasión de Cristo, un espacio en el que los cristianos rememoran a Jesucristo en el sepulcro.

Un tiempo, en que en las diferentes parroquias también se celebran vía crucis al igual que el viernes y tras conmemorar el día de ayer la muerte de Cristo en la Cruz, se espera el momento de la Resurrección.

En la iglesia El Calvario, por ejemplo a las tres de la tarde saldrá la procesión de la Soledad para que a las siete de la noche de inicio la Vigilia Pascual.

En la noche se celebrará, la principal celebración cristiana, que es lo que conocemos como Vigilia Pascual y que en su primera parte se realiza la bendición del fuego y agua.

Los feligreses católicos asisten a la iglesia con sus candelas y agua para que puedan ser benditas, el fervor religioso es palpable en dicho momento.

Posterior a la bendición del agua y el fuego comienza la vigilia y se prolonga durante toda la noche, un lapso donde se conmemora la Soledad de María después de llevar al sepulcro a Cristo, quedando en compañía del Apóstol Juan.

Un tiempo donde no hay misa oficial, pues la iglesia está de luto por la muerte de Jesucristo, pero se pueden hacer visita de los monumentos expuestos en las iglesias.

Los feligreses participan en las actividades religiosas y esperan el momento de la Resurrección en la Vigilia Pascual durante la noche de este día al domingo de resurrección.

De esta forma los feligreses católicos han participado en numerosas muestras de religiosidad, donde las procesiones son una de ellas.

El sábado está en el corazón mismo del Triduo Pascual. Entre la muerte del viernes y la resurrección del domingo se detiene en el sepulcro. Un día puente, pero con personalidad. Son tres aspectos de un mismo y único misterio, el misterio de la Pascua de Jesús: muerto, sepultado, resucitado.