Papa Francisco: “No se puede ser un buen católico sino se está dispuesto a abrirse y darse a los demás”

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La visita del papa Francisco a Colombia se ha convertido en más que todo un acontecimiento, es ese acercamiento del padre a sus hijos que lo reciben con todo el amor y esperanza de que lleve la paz a su país que ha vivido un conflicto por más de un siglo.

Es tan grande esa comunicación y acercamiento con sus hijos, su pueblo que al iniciar la eucaristía en Medellín, el Papa les ofreció disculpas a los feligreses por el retraso en la agenda debido a su traslado en carro, algo que fue bien recibido por los asistentes que emocionados, gritaron.

Luego se realizó la lectura de la carta al apóstol san Pablo y el salmo responsorial en compañía de un coro.

Tras ello, el sumo pontífice comenzó su homilía llamada para esta ocasión ‘La vida cristiana como discipulada’, y con un marcado tinte religioso. En ella exhortó a los católicos a mostrar tres actitudes para plasmar en el día a día.

En un primer momento, el Papa pidió a los feligreses “ir a lo esencial”.

“No quiere decir romper con todo lo que no se acomoda a nosotros, porque tampoco Jesús vino a abolir la ley, sino a llevarla a su plenitud; es más bien ir a lo profundo, a lo que cuenta y tiene valor para la vida. Jesús enseña que la relación con Dios no puede ser un apego frío a normas y leyes, ni tampoco un cumplimiento de ciertos actos externos que no llevan a un cambio real de vida”, dijo el Papa.

El santo padre explicó que la fe no es algo estático y apegado a la doctrina, sino que “debe partir de una viva experiencia de Dios y de su amor (…) un continuo movimiento hacia Cristo”.

La segunda actitud es la renovación. Bajo este precepto el Papa invitó a cambiar con valentía y sacrificio, pero también con pasos firmes y sin apartarse de la fe.

“Como Jesús «zarandeaba» a los doctores de la ley para que salieran de su rigidez, ahora también la Iglesia es «zarandeada» por el Espíritu para que deje sus comodidades y apegos. La renovación no nos debe dar miedo. La Iglesia está siempre en renovación”, dijo el pontífice.

Finalmente, el papa Francisco afirmó que el tercer precepto es involucrarse.

“Involucrarse, aunque para algunos eso parezca ensuciarse, mancharse. Como David o los suyos que entraron en el Templo porque tenían hambre y los discípulos de

Jesús entraron en el sembrado y comieron las espigas, también hoy a nosotros se nos pide crecer en arrojo, en un coraje evangélico que brota de saber que son muchos los que tienen hambre, hambre de Dios, hambre de dignidad, porque han sido despojados”, dijo el santo padre.

Y agregó que no se puede ser un buen católico sino se está dispuesto a abrirse y darse a los demás porque en la “Iglesia de Dios todos tienen cabida”.

“No podemos ser cristianos que alcen continuamente el estandarte de “prohibido el paso”, ni considerar que esta parcela es mía, adueñándome de algo que no es

absolutamente mío. La Iglesia no es nuestra, es de Dios; Él es el dueño del templo y del sembrado; todos tienen cabida, todos son invitados a encontrar aquí y entre nosotros su alimento”, dijo.

Luego, Su Santidad realizó la oración del padrenuestro y el saludo de la paz. Posteriormente se dio paso a la comunión.

Al término de la homilía, el arzobispo de Medellín, Ricardo Tobón, dedicó unas palabras al pontífice y le agradeció por su visita y por el “fecundo ministerio” que ha llevado con la Iglesia.Además le hizo entrega de un cuadro de la Virgen de la Candelaria, patrona de Medellín.