¿Por qué Nicolás Maduro quiere una nueva Constitución?

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El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, llamó a realizar una Asamblea Nacional Constituyente para “refundar” a Venezuela con una nueva Constitución; esto con cuatro objetivos seguramente recomendados por los fogueados operadores políticos cubanos.

? Ganar tiempo.

? Terminar con las manifestaciones de rechazo en las calles de todo el país.

? Fragmentar a la oposición entre practistas e insurgentes.

? Refundar el Estado para eliminar todos los vestigios de democracia liberal enquistados en la Constitución de 1999.

Maduro cree que necesita tiempo para mejorar su imagen. Sigue cayendo en todas las encuestas. La última, la de Hercon, apenas le confiere un 10.9% de respaldo popular.

Las protestas callejeras han durado demasiado y los jóvenes opositores se llenan de valor en lugar de acobardarse. Llevan más de un mes en las calles. Las de la “primavera árabe” fueron más breves y triunfaron. Los venezolanos ya van por 35 muertos y los muchachos han aprendido a luchar contra los carros de combate. Entre los cócteles Molotov y los botes de pintura para “cegar” los vidrios blindados de las tanquetas, ya saben cómo enfrentarse a esos mortíferos enemigos. Tal vez lo aprendieron, sin saberlo, de la antisoviética revuelta húngara de 1956.

El presidente Maduro sabe que es vital que la oposición no se una y para ello la infiltran, siembran calumnias, dispersan rumores, construyen falsos líderes, las redes sociales, que sirven para congregar a los opositores, también son útiles para disgregarlos.

La contrainteligencia posee agentes muy diestros en esas labores. Trabajan incansablemente. Cuentan con unidades especiales dedicadas a estos menesteres. Controlar a las sociedades es un arte nauseabundo que ellos conocen. No saben cómo producir bienes y servicios, y mucho menos administrar decentemente, pero conjugan como nadie los verbos “dominar” y “castigar”.

Venezuela se funda o refunda con una Constitución. La ley de leyes puede ser la expresión de la soberanía popular o el instrumento del grupo dominante. La de 1999 incluía elementos contradictorios, como la separación de poderes o ese artículo 350 que admite la rebelión cuando el gobierno vulnera los principios democráticos. Todo esto es muy peligroso para Maduro. Para establecer un régimen realmente socialista el chavismo tiene que liquidar ese texto.

No puede decir abiertamente cuál es su propósito. El modelo es la Constitución estalinista de 1936. Deben introducir derechos económicos junto a las libertades fundamentales que todos conocemos (reunión, expresión, etcétera). Pero “cualquier legislación o conducta estarán subordinadas” a los fines del Estado socialista, a los principios bolivarianos o a la fórmula deliberadamente vaga que se les ocurra. Ese es el lenguaje. Mientras más vaporoso mejor será para los jueces militantes que tendrán que aplastar a los ciudadanos bajo el peso de sentencias draconianas