Noruega resguarda nueva bóveda del “juicio final” que preservará documentos más importantes del mundo

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En el mundo hasta ahora  había una única bóveda del “juicio final” encargada de preservar las semillas de miles de plantas de cultivo en el mundo “por si ocurre algo”. La construcción noruega ahora tendrá compañía con una segunda versión que guardará la información más importante y relevante de nuestra historia.

Lo que comenzó como una mina abandonada de un archipiélago noruego, ahora resguardará la información internacional más relevante. El extravagante sistema de seguridad “anti-hackeo” que permitirá la conservación por mil años.

A pocos kilómetros de la bóveda de semillas, se levantó una biblioteca que conservará la información más relevante del planeta. Documentos, libros y datos con importancia mundial en el Arctic World Archive.

La bóveda servirá como una biblioteca de almacenamiento de los  documentos más relevante del planeta. Hasta el momento, los Archivos Nacionales de Brasil y México enviaron sus datos para ser almacenados en la bóveda subterránea. Alojan allí distintos documentos de sus historias nacionales: por caso, la Constitución brasileña o reportes del período inca.

Hasta el momento, solo existía una bóveda del juicio final bajo tierra en una isla remota en el Océano Ártico, destinada a preservar las semillas de miles de plantas de cultivo ante una crisis potencial. Svalbard Global Seed Vault, construida en 2008, desde el 27 de marzo, tiene un vecino aunque con una función completamente diferente.

La nueva bóveda comparte la misma montaña que su antecesora de las semillas en Svalbard, un archipiélago que forma parte de Noruega. El proyecto liderado por la compañía tecnológica Piql servirá como una biblioteca de almacenamiento para gobiernos o instituciones científicas, así como para empresas y particulares que quieren resguardar sus datos.

El espacio es una antigua mina abandonada. Aunque la seguridad de la bóveda es de alta tecnología, el medio para el nuevo archivo de datos es análogo: una película foto sensible. De acuerdo a Piql, la técnica es una opción más segura que cualquier alternativa digitalizada.

“Creemos que podemos guardar los datos utilizando nuestra tecnología durante un total de 1.000 años. Para ello se conservan los datos digitales escritos en películas fotosensibles. En realidad, lo que hacemos es escribir los datos como enormes códigos QR en películas”, sostuvieron desde la empresa.

Su idea es converger ambas tecnologías. Por un lado, almacenar los datos digitales en computadoras como códigos de unos y ceros. Por otro, la información analógica se graba físicamente en bobinas de películas. Una vez impresos, los rollos físicos de película no se pueden editar ni están en riesgo de ataques hackers, como podría suceder con los datos digitales. “Es como tener sus datos tallados en piedra”, expresaron.