Tiffany, la hija de Donald Trump que todos prefieren ocultar

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La hija del presidente de los Estados Unidos Tiffany Trump fue opacada por  la “imagen perfecta”  de su media hermana Ivanka en la campaña electoral de su padre, además la joven es casi invisible en el clan presidencial.

Ivanka Trump menciona en pocas ocasiones a Tiffany en su primer libro “The Trump Card: Playing to win in Word and life”. En una escena recuerda que hace unos ocho años su hermana se le acercó para hablar un tema delicado, la joven en ese tiempo de 15 años tenía necesidades económicas y según relata Ivanka, Tiffany  se avergonzaba de pedirle dinero directamente a su padre, pese a la fortuna familiar.

Tiffany se incomodaba al no encajar en el círculo de adolescentes millonarios en el  cual se movía, recuerda Ivanka que ella fue la intermediaria entre el padre y la hija y que el asunto quedó solucionado según la joven.

Los desaires de padre e hija siempre estuvieron presentes porque Tiffany fue el fruto de un escándalo, de un amorío de Trump y la reconocida actriz Marla Maples, mientras estaba casado con Ivana que a consecuencia de este escándalo se divorció tras 12 años y tres hijos.

Meses después de la separación nació Tiffany y a los dos meses se casaron, la heredera menos conocida del presidente estadounidense forjó un estrecho vínculo con su madre, mientras que con su padre fue todo lo contrario, por la ocupación de los negocios familiares.

En 1999 el matrimonio de Donald  y Marla se terminó y la joven se mudó con su madre a Los Ángeles, alejada de los lujos de Trump que dividía su tiempo entre Nueva York y Miami.

Marla siempre aseguro que el actual presidente estadounidense siempre apoyo económicamente a su hija, pero que se consideraba “una madre soltera” si se refería a una crianza real.

Cuando la joven cumplió 18 años decidió cursar en la Universidad de Pensilvania, la misma institución que su padre, Tiffany es reconocida como una excelente estudiante y el año pasado se graduó con doble especialidad en sociología y estudios urbanos.

Desde su adolescencia, Tiffany quiso hacerse un lugar en el pop. “Me encanta la música, siempre me gustó. Es más una manía en este momento, pero veremos en un par de años si realmente quiero pasar al siguiente nivel”, comentó en una entrevista.

Más allá de la lejanía con su padre, la joven no se limitó de una educación secundaria de privilegio, que costaba 31 mil dólares al año, ni de utilizar el jet privado de su padre, para realizar viajes extravagantes alrededor del mundo, aproximadamente Tiffany tiene un patrimonio de 600 mil dólares.