Reyes Magos: verdades y leyendas de la historia de Gaspar, Melchor y Baltasar

Todos los años al oír esta historia, más y más personas que se formulan diferente tipo de preguntas, encuentra la respuesta aquí.

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Tradicionalmente cada 6 de enero se conmemora la llegada de los tres monarcas del Orientes que se presentaron con obsequios a Jesús recién nacido, los regalos fueron oro, incienso y mirra.

Todos los años al oír esta historia, más y más personas se formulan diferente tipo de preguntas, entre las más comunes son si en verdad ¿existieron?, ¿Quiénes eran? Aquí, te contestamos.

La historia de los 3 Reyes tiene su origen en el evangelio de Mateo 2.1-12: “Después de que Jesús nació en Belén de Judea en tiempos del rey Herodes, llegaron a Jerusalén unos sabios procedentes del Oriente.

—¿Dónde está el que ha nacido rey de los judíos? —preguntaron—. Vimos levantarse su estrella y hemos venido a adorarlo.

Cuando lo oyó el rey Herodes, se turbó, y toda Jerusalén con él. Así que convocó de entre el pueblo a todos los jefes de los sacerdotes y maestros de la ley, y les preguntó dónde había de nacer el Cristo.

—En Belén de Judea —le respondieron—, porque esto es lo que ha escrito el profeta:

»“Pero tú, Belén, en la tierra de Judá,
    de ninguna manera eres la menor entre los principales de Judá;
porque de ti saldrá un príncipe
    que será el pastor de mi pueblo Israel”».

Luego Herodes llamó en secreto a los sabios y se enteró por ellos del tiempo exacto en que había aparecido la estrella. Los envió a Belén y les dijo:

—Vayan e infórmense bien de ese niño y, tan pronto como lo encuentren, avísenme para que yo también vaya y lo adore.

Después de oír al rey, siguieron su camino, y sucedió que la estrella que habían visto levantarse iba delante de ellos hasta que se detuvo sobre el lugar donde estaba el niño. 10 Al ver la estrella, se llenaron de alegría. 11 Cuando llegaron a la casa, vieron al niño con María, su madre; y postrándose lo adoraron. Abrieron sus cofres y le presentaron como regalos oro, incienso y mirra. 12 Entonces, advertidos en sueños de que no volvieran a Herodes, regresaron a su tierra por otro camino.

Popularmente esta celebración es conocida como “Día de Reyes” pero en realidad se denomina “Fiesta de la Epifanía”, del griego επιφάνεια que significa “manifestación”.  En este caso de Jesús, como Hijo de Dios, a los pueblos paganos representados por los magos de Oriente. Aunque de Jesús tenemos tres epifanías: A los magos de Oriente, a Juan el Bautista y en las Bodas de Caná.

El Evangelio relata: “unos magos” y no dice que era reyes, tampoco dice cuántos eran, y agrega que eran de oriente, pero no dice de que país, por tanto no sabemos de su tierra de origen, ni se mencionan sus nombres. Pero el término “magos” no es como se utiliza hoy día, no sacaban conejos de las galeras, sino que eran estudiosos de los astros, astrólogos y astrónomos que escudriñaban los cielos.

Tradicionalmente se sabe que venían desde Persia, y se mencionaba que sus principales características es que eran “celosos observadores de la justicia y de la virtud.” Y se añade que son “la clase de sabios y doctores”. Para el “Liber Pontificalis” que es una compilación de reseñas biográficas de los primeros papas, desde san Pedro hasta Esteban V; Melchor (Melichior) es el Rey de Persia, Baltasar (Bithisarea) es el Rey de la India y Gaspar (Gathaspa) es el Rey de Arabia. El evangelio árabe de la infancia de Jesús también los ubica en Persia y seguidores de Zoroastro. Y se fijó el número de tres, por los tres dones que portaban.

Pero no en todos los países llegan los “reyes Magos”. Como dijimos el comienzo, esta es una tradición Española, transportada a Hispanoamérica. Pero en Italia llega “la Befana” la leyenda cuenta que La Befana es una bruja buena y se dice que en su camino a Belén los magos se perdieron y le pidieron ayuda a una anciana que muy amablemente les indicó la ruta y les dio dulces y regalos para que le lleven al Niño Jesús.

Sin embargo, cuando éstos la invitaron a sumarse al viaje, la señora se negó. Al poco tiempo se arrepintió y salió de su casa intentando encontrar a los magos para unirse al periplo. Al no encontrarlos, comenzó a parar en cada hogar, regalándoles caramelos a los niños con la esperanza de que alguno de ellos fuera el niño Jesús.

Desde entonces, La Befana viaja por el mundo haciendo regalos a todos los chicos. Y al igual que a los reyes se le deja pastito y agua para los camellos a la Befana los niños deben dejar una naranja o mandarina, y un vaso de vino y alguna galleta para que recupere fuerzas para poder seguir su camino. Si le hacemos caso a la leyenda, los magos se perdieron y bastante porque si de Persia llegaron hasta la actual Italia se desviaron unos miles de kilómetros.