El encuentro entre el Lyon y el Olympique de Marsella tuvo que ser suspendido el pasado domingo tras un inusual incidente.
Iban apenas tres minutos de juego cuando Dimitri Payet, el número 10 del Marsella se preparaba para lanzar un tiro de esquina y empezaron a caer objetos a su alrededor. Cuando parecía que todo regresaba a la calma, el futbolista fue golpeado cerca de la oreja por una botella de agua llena e inmediatamente el árbitro Ruddy Buquet dio por finalizado el partido y envió a todos los jugadores a los camerinos.
El capitán del Marsella se quedó en el suelo durante algunos minutos, rodeado por jugadores de los dos equipos y miembros del cuerpo médico de su club.
Después entró en los vestuarios con un paquete de hielo en su cara, caminando con sus propios medios.
Más de una hora después el Lyon regresó al terreno de juego y desde las pantallas del estadio informaron que pronto se reanudaría. Sin embargo, el Marsella se negó a salir y después de varios minutos de incertidumbre el árbitro oficializó la suspensión del compromiso que se convirtió en el más reciente caso de una serie de actos violentos en el futbol francés que han dejado como resultados las suspensiones de varios encuentros.
Pero el responsable de la agresión no salió librado ya que fue condenado a seis meses de prisión y tampoco podrá acceder al estadio del Lyon por un periodo de 5 años.
El ministro del Interior Gérald Darmanin anunció que el gobierno francés presentará “en 15 días” medidas para mejorar la seguridad en los estadios.
