Veinticuatro años sin escuchar “cantinflear” a Cantinflas

0
414

Han pasado 24 años desde que desapareció físicamente Mario Moreno Reyes “Cantinflas”, pero su voz sigue inmortal en sus películas, pero sobre todo porque dio paso al surgimiento de nuevos términos como “Cantinflear”.

La palabra cantinflear surgió para describir el muy particular modo de hablar del personaje Cantinflas, creado por el cómico mexicano. Fue en el año de 1992 cuando la Real Academia Española incluyó esa palabra como verbo en su diccionario, además de cantinfleada y Cantinflas.

El poeta y escritor Vicente Quirarte, quien desde 2002 es miembro de la Academia Mexicana de la Lengua, recuerda que Cantinflas apareció hace más de medio siglo y casi enseguida surgió cantinflear.

“El diccionario de la Real Academia Española señala que cantinflear es sinónimo de un habla sin contenido o, como decía la lexicógrafa María Moliner, que se refiere a una actitud absurda o desparpajada”, dice. Además, agrega, en el diccionario de la Academia se lee: “Cantinflear es hablar de forma disparatada e incongruente y sin decir nada.”

¿Quién era Cantinflas?

Mario Moreno Reyes proviene de orígenes humildes que se enroló en una compañía de cómicos ambulantes y recorrió todo México. En el circo desarrolló todo tipo de trabajos, entre ellos interpretar pequeños papeles.

A finales de los años veinte comenzó a actuar en los locales de Ciudad de México y creó la imagen prototípica con la que se haría famoso. En 1930 era ya el cómico más famoso del país. En 1934 conoció a la actriz de origen ruso Valentina Subarev, con quien contrajo matrimonio y tuvo a su único hijo, Mario Arturo.

En 1936, con el amplio bagaje acumulado durante su estancia en el circo de Jalapa, representando papelitos en pequeños montajes teatrales -excepcionalmente musicados al estilo del género chico- debutó en la película No te engañes corazón, a la que siguieron Así es mi tierra y Águila o sol (1937), El signo de la muerte (1939) y toda una serie de cortometrajes.

Pero no se consagró definitivamente como ídolo indiscutible sino hasta 1940, en el filme Ahí está el detalle -dirigido por Juan Bustillo Oro-, en cuya última escena y mediante su delirante discurso, Cantinflas se salta las convenciones sociales, logrando cambiar el veredicto del juez. Esta película le brindó la ocasión de fundar la compañía Posa Films, productora de siempre listo en las tinieblas  y Jengibre contra dinamita.

Tuvo fallidos intentos de penetrar en el mercado hollywoodiense, pese a no conseguirlo, a partir de su debut como protagonista en la película Ahí está el detalle (1940), el actor, con sus casi cincuenta filmes, batió récords de recaudación en las salas de exhibición hispanoamericanas durante tres décadas seguidas.

La popularidad de este grande del cine mexicano y, en general, del cine en español debe mucho a su trabajo en las películas Ni sangre ni arena (titulada en Estados Unidos Neither Blood and Sand) y El gendarme desconocido (1941), en las que descubrió a su director ideal, Miguel M. Delgado, ayudante del realizador Alejandro Galindo. La primera era una parodia de la obra de Vicente Blasco Ibáñez, cuya versión cinematográfica había sido recientemente estrenada en Estados Unidos.